Mis mejores juegos de 2024

Mis mejores juegos de 2024

Mi lista de juegos de 2024 es distinta a la del año pasado y a la del anterior, cada vez que hago una de estas cosas me divierte darle un giro para representar mejor qué me ha hecho sentir cada juego. Años después me leo a mí mismo y recuerdo mejor qué me aportó cada juego. Quizá sirva también para inspirar a quien lea esto para jugar a algo de lo que mencione aquí 😗 Para acordarme de lo que he jugado, durante el año apunto mis juegos jugados en backloggd: https://www.backloggd.com/u/Aceskies/


Primero vamos con los mejores juegos que jugué en 2024 que salieron otros años.

El juego revelación: Final Fantasy Tactics: The War of the Lions

Empiezo haciendo un poco de trampa porque no he terminado este juego (llevo un 60% aproximadamente), pero no podía ignorarlo. Después de sufrir y disfrutar Tactics Ogre Reborn, con sus exagerados picos de dificultad y apasionante narrativa ramificada, FF Tactics es casi una secuela espiritual. Más simplificado en gameplay, más adictivo, igual de fascinante.

Este juego se hizo entre Final Fantasy VII y VIII, en pleno auge de la saga. En pleno auge también del 3D, lo que no le favoreció en absoluto, si este juego hubiese salido en Super Nintendo hoy tendría una legión de seguidores mucho mayor. Es un juego excelente, aun con una importante falta de refinamiento, la madurez de su argumento (muy centrado en el juego de tronos y la inhumanidad de la guerra) y sus fantásticos diálogos tiran del carro que es una barbaridad. No falta el toque fantástico, para mi gusto muy bien encajado, aunque no es lo más original.

El juego que nunca había entendido: Scud Race / Daytona Usa

Pongo dos juegos juntos porque tienen muchos elementos en común: juegos de carreras arcade, de las 3D tempranas, de Toshihiro Nagoshi, y descubiertos este año. En realidad, más que descubrirlos, lo que he conseguido es llegar a entenderlos. Me gustan los juegos de este estilo, pero en particular estos dos tienen un rollo de dominar el drifting muy particular, que solo he llegado a entender tras jugar a la recreativa original de Scud Race.

Hay cosas que es muy difícil, si no imposible, replicar en emulador, por mucho que te esfuerces (y me esforcé bastante en tener Scud Race, y luego Daytona Usa, afinados en mi PC). El juego funciona pero no se juega igual. Este tipo de experiencias están tan extremadamente medidas al milímetro, para jugar con el mueble arcade, con el volante y el hardware original, sin arreglos gráficos ni input lag, que cualquier otra cosa es una burda imitación. Llegué a ganar carreras en Scud Race, pero eso ya fue en un emulador en mi PC. El local que tenía la recreativa no está cerca de mi casa.

El juego que no esperaba terminar: Final Fantasy XIII

Tengo un problema crónico con los Final Fantasy principales, o mejor dicho, lo tenía. Siempre los dejaba a medias. Normalmente, cerca del final. Y me refiero a todos ellos, incluyendo el 4, el 6, 7, 8, 10 y 12. Eso empezó a cambiar cuando volví a jugar a la saga, hace unos años. Conseguí terminar FFIV en la primera PlayStation—la recta final no fue agradable, 10 horas de grindeo (el juego me duró 30). Pero lo hice, y desde entonces tengo más paciencia con esta saga (y con otras, claro).

Final Fantasy XIII me ha durado más de 60 horas, y aunque también ha requerido su dosis de paciencia —a partir del capítulo 11 el ritmo se vuelve muy lento y los combates más largos y aburridos—, conseguí acabarlo. No, no es mi Final Fantasy favorito, ni de lejos, pero tampoco ha sido un desastre, la experiencia en general ha sido buena, el combate me parece que guía todo el juego de forma fantástica, es un giro al sistema por turnos tradicional.

El mejor juego pequeño: Jumping Flash!

Lanzado en 1995, en el primer año de PlayStation, esta IP de Sony siempre la había visto por ahí danzando pero nunca me animé a jugar, hasta que la vi en la PS Store. Solo dura dos horas, y es un juego tan primitivo como cabría esperar dadas las circunstancias, pero no por ello es menos interesante.

Pocos plataformas hay en primera persona, y menos había en los 90. En Jumping Flash es sorprendente que la mecánica principal sea dar saltos kilométricos, y luego doble saltos y luego triple saltos. Alcanzas alturas muy lejanas, incluso más allá de lo que la PS1 puede renderizar. Y solo tienes que encontrar cuatro zanahorias en cada nivel, puedes pasarte el juego entero casi sin disparar o lanzar misiles (armas curiosas para un conejo biónico), hasta que llegan los bosses, cuando el juego casi se convierte en un Armored Core.

El remake que hace justo lo que necesita: nada. Paper Mario: La puerta milenaria

Cuando jugué Paper Mario en Gamecube, en su año de lanzamiento, tuve un impacto solo comparable al de jugar Final Fantasy o The Legend of Dragoon. En resumen, descubrir una dimensión de los videojuegos que no conocía, venida por el incomparable sentido del humor del que carecían otros juegos (incluidos los de Mario), entre otras cosas. Que cada capítulo del juego sea una aventura totalmente distinta al anterior, con otra narrativa y otra estructura, algo muy rompedor para lo formulaicos que suelen ser los RPGs por turnos.

20 años después es difícil ver costuras en La puerta milenaria. El remake de Switch apenas aplica un poco de chapa y pintura y un par de mejoras QOL, además de una banda sonora alternativa (importante esto, ya que la original sigue ahí y tiene otro carácter). Por lo demás, el juego sigue idéntico, y tras volver a jugar entendí por qué: era perfecto entonces, y lo sigue siendo, en lo que realmente importa — solo le pesa una recta final demasiado exigente, que no está acorde con el resto del juego.


Ahora le toca el turno a los juegos lanzados en 2024! He jugado unos cuantos, incluidos algunos GOTY del Geoff (Astro Bot, FF Rebirth y Balatro). Pero ninguno de estos los voy a meter aquí. Este año he jugado muy pocos juegos indie, algo poco habitual, pero no será por falta de ganas.

El mejor regreso: Super Monkey Ball Banana Rumble

No, no tengo nostalgia por Super Monkey Ball, literalmente los he jugado todos en el último lustro. Y cuando lo hice, todo el mundo daba esta franquicia por muerta, tras varios descalabros comerciales. Cuando se anunció el doble remake Banana Mania yo todavía tenía frescos los niveles de SMB2, y fue una experiencia extraña, pero cuando se mencionó una entrega nueva, no sabía que esperar. Quería más Monkey Ball de la época de Gamecube, no lo que hicieron después, que perdió la esencia y la gracia arcade.

Por suerte, RGG Studio (cuyos responsables trabajaron en los dos primeros SMB) estaban metidos en el ajo. Y qué podemos decir: lo han bordado. Esta entrega recupera el espíritu original de la serie, una experiencia arcade sencilla pero muy desafiante y muy adictiva. Es un renacimiento en toda regla, y no habla la nostalgia aquí, como digo. No solo el juego es su propia movida, es que además se han encargado de añadirle cosas nuevas que (tras 5 secuelas fallidas) por fin aciertan. Un lujo de juego, que desearía más gente jugase, aunque por el tipo de juego que es (y el precio al que salió) se me antoja imposible.

El mejor confort: Like a Dragon Infinite Wealth

No parece una apuesta impactante poner aquí juegos de una franquicia que cada año recibe uno o dos títulos. Sin embargo, Infinite Wealth me hizo recuperar la fe en el nuevo rumbo de la saga. El primer Like a Dragon (es decir, Yakuza 7) no me pareció que estuviese muy a la altura, faltaban cosas y sobraban otras. Yakuza 8 ha arreglado gran parte de los problemas que le veía al anterior, y además al haberlo jugado a ciegas (con un código de review) el guantazo emocional que te da el juego a mitad de la historia fue especialmente fuerte. Remarco esto de jugar a ciegas, porque Sega se esfuerza mucho en revelar todos y cada uno de los detalles de cada juego antes de lanzarlo.

No puedo decir que este sea el Yakuza definitivo, ni mi favorito (ese sigue siendo Yakuza Zero), pero sí que es capaz de inducir ese estado de ánimo que solo consigue esta saga. El confort, la felicidad, la serenidad de volver a una historia con personajes tan especiales como Ichiban, Kiryu y compañía, su humor chorra, la madurez naif que tienen estos tíos que rozan los 40 y los 50 es muy reconfortante. Y es una fórmula de la que no me canso, que siempre tiene algo más que decir. Este es el segundo juego de RGG Studio en el año que me enamoró, que se dice pronto.

El mejor nuevo clásico: The Legend of Zelda Echoes of Wisdom

Es tan fácil sacar defectos a este juego como es encontrar razones para jugarlo sin parar. En cierto modo es un Tears of the Kingdom versión lite, pero también ofrece una experiencia que sencillamente, nunca había visto en un juego. Me encantan los Zelda 2D, y es muy exagerado que desde Minish Cap no hubiese una entrega realmente innovadora. Me encanta ser Zelda, me encanta ser invocador, tener un catálogo de decenas de bichos a mis órdenes, resolver puzzles invocando camas, piedras o antorchas. Es sencillamente, MUY divertido.

¿Los defectos? Es evidente que no es un juego redondo. Sobran cosas, así en general, mecánicas, misiones y coleccionables que no suman mucho, escenarios que se repiten a menudo. Algunos se han centrado en esto para socavar el juego, pero para mí, son problemas menores, porque no ha habido un solo momento de aburrimiento aquí.

El mejor juego que todos dicen que es el mejor juego: Astro Bot

No recuerdo un año con tanto consenso para decidir cuál es el GOTY. No lo es para mí pero se queda cerca y entiendo por qué hay consenso. Este juego apela a lo fundamental de los videojuegos, por un lado, y es un guiño a la historia de los mismos también. Ocurre como en las películas que sirven de homenaje a la historia del cine (La invención de Hugo, se me ocurre) o los mangas que tratan sobre el manga (léase Bakuman), que juegan en una liga difícil de alcanzar.

Astro Bot además es un juego que ha ganado simpatías por su simbolismo: como juego AAA que no cae en las modas, como juego de plataformas mascotero que recupera parte de un género un tanto olvidado en los 90. Es también una experiencia que se siente más next gen que la mayoría porque experimenta todo el rato con mecánicas, ideas, el DualSense, y mucho más. Lo que más me chirría también lo tengo que decir, el diseño artístico (en especial de los enemigos) me parece un tanto pobre, muy por debajo del resto.

El MEJOR mejor juego de 2024: Unicorn Overlord

Reconozco no haber jugado a Ogre Battle (antecesor espiritual de Unicorn Overlord) pero sí a alguno de sus derivados, como un infame juego de Yugi-Oh para Gamecube. Por eso el impacto de este juego (que apenas ha vendido 1 millón de copias, por desgracia) ha sido brutal para mí. Es de estas veces además que el contexto personal acompañaba, ya que estuve en una situación en la que me pude refugiar en la aventura varios días seguidos, y no podía dejarlo, fue una experiencia muy absorbente.

Solo tengo dos pegas con este juego: ser demasiado largo (80 horas que no están demasiado justificadas) y tener algunos diálogos mal escritos o directamente absurdos. En todo lo demás he tenido una sensación constante de maravilla, casi de pulcritud. Pocas veces sientes que estás jugando a algo realmente auténtico, y esta fue una de esas veces para mí. Digamos que cumple la definición de “juego del año” con más fidelidad que ningún otro.

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