Lo que realmente significa la subida de precio de PS5
PlayStation 5 ahora es 50€ más cara en Europa y otros territorios, según hemos podido leer en el blog de PlayStation. Esta es una decisión sin precedentes en la industria de los videojuegos, y todo el mundo está arrojando las razones que han empujado a Sony a hacerlo, pero pocas veces se atiende a todo el contexto que hay alrededor. Este movimiento de Sony es un síntoma de lo que está pasando y lo que va a pasar en el futuro con el hobby.
Las razones que se esgrimen a menudo para justificar esta subida de precio son dos: la evolución del mercado de divisas y la crisis de semiconductores. Ambas realidades son ciertas, y no voy a profundizar mucho sobre ellas ya que hay extensa información al respecto en Internet.
El mercado de divisas ahora mismo está en una situación poco habitual, ya que muchas divisas importantes como el yen o el euro están en valores mucho más bajos de lo habitual respecto al dólar, que tradicionalmente es la moneda líder. Esta circunstancia repercute directamente en todas las operaciones que una multinacional efectúa fuera de sus fronteras; en el caso de Sony Interactive Entertainment, su ubicación es Estados Unidos. Para compensar los dólares que se pierden por cada PS5 vendida en Europa o Japón, se ajusta el precio para reflejar el mercado de divisas.
En cuanto a la crisis de semiconductores, de nuevo, es un tema que está presente desde que empezó la pandemia y también es una situación excepcional. Afecta también a muchos sectores y empresas que tienen problemas para fabricar sus productos electrónicos, y a veces deben pagar un coste más elevado del esperado. Se reduce entonces el beneficio por unidad vendida, y la manera más inmediata de compensarlo, lógicamente, es incrementar el precio de venta del producto.
Alternativas a la subida de precio de PS5
Sin duda estamos en una época imprevisible, y Sony ha tomado el camino de subir el precio de su producto estrella para paliar los problemas. Lo que sorprende es que haya elegido esta opción, cuando podría haber optado por muchas otras vías.
Podría haber lanzado una revisión de la consola como ya hizo Nintendo con Nintendo Switch OLED, que a grandes rasgos ofrece el mismo hardware y solo altera un componente del sistema, aumentando el precio más allá de lo que cuesta ese componente: una forma sibilina de encarecer el producto sin jugarse su reputación. En el caso de PS5, una opción podría haber sido lanzar un nuevo modelo con más capacidad de SSD a un precio superior que permitiese a Sony rentabilizar más cada unidad vendida.
Otra opción, que de hecho ya se está llevando a cabo, es vender la consola en packs con juegos incluidos, como por ejemplo Spider Man Miles Morales o Ratchet & Clank Una Dimensión Aparte. Estos son títulos que ya han pasado su época de mayor rentabilidad en el mercado, pero podrían incorporarse a un bundle con la consola sumando su precio original de PVP (unos 70€), de modo que el consumidor sienta que a cambio de la subida de precio recibe algo a cambio. Como cualquiera que esté atento a las ofertas de PS5 sabe, esta situación ya se está produciendo, pero no de forma oficial, sino por decisión del distribuidor. El único pack que hemos visto este año, empaquetado por Sony, es el que incluye Horizon Forbidden West en formato digital junto a la consola.
Sony también podría haber empujado un poco más su oferta con algún tipo de venta de suscripción de PS Plus. En 2022, PS Plus ha introducido dos niveles superiores de suscripción que otorgan acceso a títulos de todas las generaciones de PlayStation; no cuesta imaginarse un pack “PlayStation 5 Plus Pack” que incluya, por ejemplo, dos años de suscripción junto a la máquina, de tal modo que muchos jugadores pagarían un sobreprecio a cambio de obtener todo el catálogo disponible de juegos desde PS1 hasta PS5. No es un pack que apele a todos los jugadores, pero seguro que sí atraparía a muchos de los que ven con buenos ojos propuestas como el Game Pass de Microsoft, y así matarían dos pájaros de un tiro.
Por qué PS5 es más cara en realidad
Es frecuente leer que Sony ha tomado la decisión más “bruta” de subir el precio sin miramientos porque son los líderes del mercado, pero esta circunstancia no es del todo cierta. Para hacernos una idea podemos consultar las ventas de consolas por territorio. Actualmente, PS5 no subirá de precio en EEUU por la sencilla razón de que Xbox Series le está pisando los talones, y sería una situación muy adversa perder potenciales compradores que dudan entre ambos sistemas y finalmente se deciden por el más barato. En cuanto a Japón y otros territorios asiáticos, el relato es parecido, aunque el líder del mercado es con mucha diferencia Nintendo Switch. El bastión histórico de PlayStation siempre fue, y sigue siendo, Europa. Aquí siempre hemos pagado, en términos relativos, las consolas de Sony a un precio superior a los norteamericanos y los asiáticos. La tendencia no va a cambiar.
Lo que llama la atención es que la subida de PS5 no es solo la subida de una consola, es una rectificación de precio. Si atendemos al precio de Nintendo Switch (líder mundial de ventas en la actualidad), encontramos un dispositivo que no ha bajado de precio en cinco años. Switch cuesta lo mismo en 2022 que en 2017, y esta circunstancia es también única en su especie. Uno podría apuntar que el modelo normal de ahora incluye algunas mejoras respecto al original (como una batería más duradera) pero eso no explica que en tantísimo tiempo no se haya depreciado su valor. Lo mismo aplica para el software: juegos como Mario Odyssey, Zelda Breath of the Wild o Mario Kart 8 Deluxe ya tienen varios años en el mercado y apenas han bajado de su precio original. El modelo OLED, como apuntaba anteriormente, es un lanzamiento estratégico para disfrazar una subida de precio e ingresar más dinero por cada Switch vendida. El modelo Lite, que ha vendido poco, es el más barato y fue una apuesta de Nintendo por atraer al sector de consumidores con menor poder adquisitivo y, especialmente, niños.
El caso de Xbox es especial porque la estrategia de Microsoft es brutalmente expansiva y su margen de pérdida es mucho mayor que el de Sony o Nintendo. Es una corporación que ingresa dinero de muchos sectores distintos y quiere hacerse con un trozo de la tarta de los videojuegos aunque tarde muchos años en rentabilizarlo. Este es el modelo norteamericano que está de moda, y que siguen otras corporaciones como Amazon, Uber o Netflix: ofrece un servicio desproporcionadamente más atractivo que la competencia, apoyados sobre grandes cantidades de deuda que se sostiene con inversiones y créditos a largo plazo. El hecho de que no hayamos visto números concretos de cómo está rindiendo Xbox y su Game Pass en el mercado (no sabemos cuánto dinero ganan o pierden con cada consola/suscripción) demuestra que juegan en una liga distinta.
Con todo lo expuesto, si somos capaces de leer entre líneas, llegamos a una conclusión: los videojuegos cada vez son más demandados, se deprecian menos y están en una lucha constante por la exclusividad. Uno puede pensar que con una opción como Game Pass o PS Plus puedes disponer de un gran catálogo de juegos a precio reducido, o que la oferta de juegos gratuitos con micropagos es cada vez mayor, pero estas opciones también requieren pasar por el peaje de comprarse una consola o un PC que difícilmente van a abaratarse. Es también tendencia que los periféricos, como los mandos o las pantallas gaming (cada vez más necesarias para aprovechar el nuevo software) requieran un importante desembolso.
Mi impresión es que la subida de precio de PS5 es, entonces, la punta del iceberg. El hobby de los videojuegos se está especializando, y si un consumidor quiere acceder a aquellos de mayores “prestaciones”, debe pagar un precio también mayor. Es posible que Switch baje de precio al final de su vida útil, o que Microsoft no baje de precio su Xbox, pero si quieren encontrar más rentabilidad a su negocio, la subida de precio vendrá por otros caminos.
¿Qué hacemos los jugadores en este contexto?
Antes de nada, conviene aclarar que no tengo una bola de cristal y existe la posibilidad de que me equivoque. Sin embargo, creo que cada vez es más importante que el jugador que tenga los videojuegos como afición, y invierta una cantidad importante de dinero, tome decisiones que se ajusten a la situación actual. Dicho de otro modo, considero importante comprar videojuegos como una decisión financiera más. Igual que cuando compras un coche, una vivienda o un electrodoméstico lo haces teniendo en cuenta diversos factores, comprar una consola o un videojuego se está convirtiendo en una decisión casi igual de compleja.
Si uno presta atención al mercado y a la demanda de cada juego o serie de juegos, puede intuir qué va a ocurrir con el precio de juegos similares. Por poner un ejemplo bastante claro, encontramos los juegos superventas de Nintendo Switch. Estos que apenas han bajado de precio a pesar de haber vendido varios millones apuntan a una estrategia explícita (y declarada) de Nintendo por mantener en el catálogo lo que ellos llaman “títulos evergreen”. Esta estrategia, que les ha salido a pedir de boca, persigue mantener un conjunto de juegos, generalmente para todos los públicos, como sus principales productos para atraer al jugador a lo largo de los años. Es altamente probable que Nintendo continúe con esta estrategia, muy lucrativa, mientras Nintendo Switch siga en el mercado. En el momento que se anuncie una sucesora, existe la posibilidad de que cantidades enormes de stock de estos juegos queden abandonadas y se vendan a precios irrisorios; algo que puede ocurrir en uno o dos años.
Como es obvio, alguien que apenas se compre cuatro o cinco juegos al año no debería preocuparse por todo esto. Esta es la situación de muchos jugadores, que son fieles a una franquicia o a una marca: Pokémon, Call of Duty, FIFA y similares son series apoyadas por muchos usuarios que solo consumen ese tipo de contenido. Otros tantos optan por comprarse juegos que ya han quedado amortizados en el mercado y pueden encontrarse muy baratos, para sistemas que ya han pasado su ciclo (como actualmente PS4). Si este es tu caso, la situación actual del sector de videojuegos no te va a afectar demasiado.
Tampoco pretendo señalar a aquel que se compra un juego de lanzamiento a 80€ como si se estuviese equivocando. Este mes sale a la venta The Last of Us Parte I a un precio oficial que ronda esa cantidad, y seguro que muchos jugadores acudirán a la tienda el mismo día de salida a adquirirlo. Si eres un jugador apasionado de esta franquicia o quieres simplemente disfrutar de este juego y pagar su precio completo, no hay nada de malo en ello. Pero si no es tu caso, y te preguntas cuánto deberías esperar para comprarlo, puedes deducir lo que va a pasar con este título si miras lo que ha pasado con otros juegos similares. En la actualidad tenemos varios ejemplos de juegos de similares características que salieron al mercado en el mismo rango de precios: Ratchet & Clank Una dimensión aparte, Demon’s Souls o Returnal. Si buscas el valor actual de estos títulos te llevarás la sorpresa de descubrir que en tiendas todavía mantienen un precio notablemente elevado, rara vez inferior a 40€. En el mercado de segunda mano, la cosa cambia bastante, puesto que Ratchet ha bajado hasta los 25€ de media mientras que los demás apenas tienen rebaja. En esta situación, me atrevería a decir que The Last of Us podría tener la misma suerte, pero lo que es muy probable es que mantenga el precio “estándar” por encima de los 40€ durante varios meses e incluso años. Vista esta situación, comprar The Last of Us en una fecha cercana al lanzamiento por unos 60€ sería una opción interesante, en mi opinión.
En cuanto al hardware, visto lo ocurrido con la subida de PS5 y la no depreciación de Switch y Xbox, mi previsión es no esperar bajadas de precio drásticas como ha ocurrido tradicionalmente. La decisión más inteligente, creo, es adquirir las consolas cuando haya pasado un tiempo prudencial para descartar problemas de fabricación (normalmente, en 6 meses o 1 año desde su lanzamiento) y antes de que empiecen a abaratar sus materiales o subir su precio, como en el caso de PS5. Lógicamente, esta recomendación se apoya por lo ocurrido en el pasado, y no sabemos a ciencia cierta si se seguirá aplicando al futuro.