Cuando los videojuegos eran la promoción de la película y no al revés: la relación se ha invertido
Muchas compañías de videojuegos han decidido llevar sus grandes éxitos a la pantalla grande. Parece que tanto Sony, como Nintendo, Sega, Bandai Namco, Capcom… quieren seguir expandiendo sus franquicias en el negocio cinematográfico, un resorte que funciona de maravilla visto lo ocurrido tras la película de Sonic the Hedgehog o la serie Cyberpunk Edgerunners. Desde hace muchos años se adaptan videojuegos a series o películas, pero nunca había tanto interés (y tanto dinero) por hacerlo como ahora.
La industria de los videojuegos genera más ingresos que el cine o la música. Esta es una realidad contraintuitiva, ya que la percepción general es que solo una parte de la población juega a la consola, pero todo el mundo ve películas o escucha música. La razón es sencilla: cualquiera puede sentarse delante de la tele o darle al play en el reproductor, y disfrutar de una obra audiovisual, pero con un juego, una obra interactiva, las cosas se complican. No todo el mundo tiene la habilidad para jugar, o siquiera el interés para sumergirse en una historia contada por un videojuego, que sigue unas pautas y ritmos muy distintos —también con más posibilidades narrativas.
Cuando una compañía de videojuegos, sea grande o pequeña (como es el caso de Studio MDHR, creadores de Cuphead) acude a un estudio de animación o de rodaje para convertir su obra interactiva en una obra audiovisual, creo que su prioridad es maximizar el público de su franquicia. Esta es una situación totalmente distinta a la que ocurría hace no tantos años, cuando la norma es que las películas se convirtiesen en videojuegos y todos los años había varios lanzamientos basados en el hit peliculero del momento. En aquel entonces se miraba hacia el videojuego de forma algo condescendiente: comercializar el videojuego de Men in Black para aprovechar el interés en la franquicia, igual que se comercializa cualquier producto de merchandising.
No hace falta señalar que la mayoría de juegos basados en películas o series no eran de alta calidad, y se solían fraguar en periodos de desarrollo muy cortos. Por supuesto hay grandiosas excepciones, como varios juegos de Disney en la época de 16 bits, que hoy en día se consideran de los mejores plataformas de Super Nintendo y Mega Drive. Lo que en aquella época era normal, hoy en día es muy raro: no existen ya videojuegos basados directamente películas o series, por norma general. Ha llegado un punto en el que, en muchos casos, es mucho más caro crear un juego a la altura que la película en la que estaría inspirado, y la ventana de popularidad de la película es demasiado corta como para amortizar el videojuego. Hay alguna excepción relativamente reciente, como Detective Pikachu.
La tónica actual es utilizar la franquicia para crear su propia historia interactiva. Videojuegos de la franquicia Alien salen de forma más o menos frecuente, pero siempre tienen entidad propia, y usan las películas como referencia o trasfondo. Los más destacados son los videojuegos de superhéroes, de entre los que destacan Spider-Man o Batman. Estos gozan de un éxito sin precedentes, en especial el hombre araña, cuya adaptación al videojuego para PS4 es el juego más vendido del catálogo. No cabe duda de que una buena franquicia puede ser un empujón enorme en ventas, pero ahora mismo estos productos ya no existen como una extensión de la película, sino que crecen de manera independiente, inventando su propia narrativa, a veces con referencias cruzadas por obras clásicas de la franquicia, incluidos cómics (como Arkham Asylum) no gestados por productos actuales.
La tendencia no para, y está invirtiendo las tornas. Ahora son los videojuegos quienes motivan la creación de obras audiovisuales que sí están basadas en la obra original. A diferencia de antaño, ahora cuentan con grandes presupuestos y ambiciones. Un ejemplo de esta realidad es la serie de The Last of Us, con la marca HBO, que tiene la intención de reproducir el videojuego. Lo mismo ha ocurrido con la película de Uncharted, la serie de The Witcher, Castlevania, y por supuesto la excéntrica próxima película de Super Mario. Mientras que algunas de estas no “copian” el videojuego en su integridad, es indudable que tratan de adaptar la misma historia o universo al formato cinematográfico. En casos como el de Castlevania, la obra se desdobla y continúa mucho más allá de lo que ofrecía el videojuego, pero esto solo sucede cuando se confirma el éxito de la misma, y anima a sus creadores a improvisar.
Creo que en esta nueva era, los videojuegos van a ser cada vez más importantes como vehículo creativo de grandes franquicias, e incluso vamos a asistir a más resurrecciones milagrosas, como el caso de Sonic the Hedgehog, cuyos videojuegos estaban en una situación un poco gris y ahora está viviendo una segunda juventud gracias al tremendo éxito de sus dos películas, que se han colocado como las más taquilleras de la historia en esta categoría. Me atrevo a señalar que esto va a tener un efecto retroalimentador sobre los videojuegos: más gente va a interesarse por el videojuego a raíz de conocerlo a través de su correspondiente película o serie, tal y como está ocurriendo con Cyberpunk Edgerunners; solo espero que esta tendencia no ocasione películas y series de baja calidad, como ha sido siempre la costumbre, obras sin personalidad que se dejan caer en la red de seguridad del material original sin proponer nada interesante.